Modelo pin-up en los sesenta, dibujante de
comics y artista visual perteneciente a la generación del protoracionalismo
chileno. Díaz es una trashumante, quien la muerte la sorprende siendo muy
joven.
A los 12 años ya había destacado como
modelo de ropa infantil de una tienda santiaguina, sus fotos aparecieron en la
revista Life y Ecran. A los 10 años, se traslada junto a sus padres a Nueva York,
desde donde regresan dos años después. De temperamento rebelde, pero
silencioso, Soledad Díaz ingresaría a estudiar arte en la Universidad de Chile.
Sus comics tienen poca aceptación dentro del público, pues lo consideran
infantil, de trazo inestable e historias sin compromiso social. En esa misma
época comienza a experimentar con drogas, siendo la “chicota” la más común
(aspirinas mezcladas con alcohol). Abandona la carrera e ingresa a estudiar
arquitectura en la misma universidad, desde donde no se recibiría.
En el Chile de principio de los 70´,
Soledad Díaz se encuentra sin carrera, sin amigos, en un país que le parecía
cada vez más extraño y caótico. Nuestro país se debatía entre la Unidad Popular
y Patria y Libertad; entre los movimientos sociales de izquierda y las vanguardias
arquitectónicas y artísticas. En esos años comienza a experimentar con una
serie de dibujos y proyectos llamados “Mundos Palm”; usando la teoría del Modelo de Sistemas Viables, modelo que buscaba
entregarle las herramientas de la ciencia al pueblo, pero que Díaz asumía desde
el un racionalismo neolecorbusiano o protoracionalismo latinoamericano: iglesias donde los
pecadores son arrojados dentro de una ruleta rusa, canchas de futbol de piso
elástico, donde los jugadores rebotan y deben sostener con arnés, piscinas
eróticas; drogas que se trasmiten a través del sonido. Pronto entra en contacto
con grupos literarios chilenos principalmente con el grupo Trilce dirigido por
Omar Lara, quien ven en ella a una nueva Teresa Wilms Montt, dulce e
inteligente, cargada como un arma mortal.
Expone en galerías locales y patios
traseros de universidades; en bares y centros deportivos. A los 20 años
comienza su serie de estadios para la rotación humana. Entre sus
arquitecturas se encuentra el SISTEMA DE JUEGOS PARA NEOHOMBRES, más conocido
como el HS72 (Human System 1972), inspirado en las teorías de Ludwing Von Bertalanffy. Sus dibujos y maquetas sistémicas proponen un juego sinuoso entre
las nuevas teorías cibernéticas y los placeres de la carne. Canchas de fútbol donde los partidos se
juegan como premio, las glándulas femeninas; gimnasios dionisiacos para humanos
invertebrados; pistas de atletismo para carreras cuánticas. Pero, sin duda, es The Human New, estadio de rotación
humana su obra más destacada. Stafford Beer, ideólogo del proyecto Cybersyn (Sinergia Cibernética) diría al diario El Clarín en su edición del 28 de agosto 1972 que “(…) las
obras de Soledad Díaz carecen de realidad, carecen de sentido(…) carecen de
ontogenia; sin embargo, señalan la idea de un futuro neofascista, real y
perturbador”. Soledad Díaz se basada en la premisa (premonitoria hoy en día)
que el fútbol sería el deporte de dominación universal, el nuevo coliseo
romano, la pantalla de cine de los tiempos modernos, el lugar donde el Eros y Thanatos
se juegan la vida; donde sólo los verdaderos gladiadores sobrevivirían. Un
estadio para un Franz Beckenbauer sideral, para un Bobby Charlton mutante. El
estadio The Human News fue su obra más representativa la que, usando maquetas
de diversos materiales, la repitió incesantemente hasta completar 12.345
réplicas de la misma propuesta.
Los artistas y críticos de la Unidad
Popular no recibieron bien el arte protoracionalista y pop que proponía; hizo
recordar las arquitecturas Cripto-fascistas de Monroe, pero carente de
“posibilidad”. Una vez llegado el Golpe Militar en Chile, Soledad Díaz pasa a
formar parte de las Juventudes Nacionalistas. De su obra, poco y nada se sabe
durante los últimos años de los 70´.